miércoles, 1 de abril de 2009

Hitler, su diario.

A lo largo de mi vida he pasado por diversas situaciones, algunas más trágicas que otras. Hoy estoy en el día de mi cumpleaños, el 20 de abril de 1945. Es un momento crucial. Hasta hace poco estaba estaba logrando mi objetivo, convertir a Alemania en la mejor ciudad de toda Europa, sin embargo hoy muchos de mis oficiales me piden la rendición. Pero eso no va a suceder. No voy a permitir que Alemania de nuevo tenga que firmar un tratado de paz como el de Versalles, en el que lo único que querían era humillarnos. Yo no pienso hacer que los soldados alemanes se sientan decepcionados como me sentí yo y muchos más a terminar la I Guerra Mundial. Mientras esté en el mando, a pesar de la situación, llegaré hasta el final, porque cuando yo empecé el expansionismo de Alemania no era para acabar así. Hice hasta lo imposible por llegar hasta donde estoy ahora, dirigiendo el III Reich.
Recuerdo que en noviembre de 1923 me autoproclamé canciller, sin embargo no tuve apoyo suficiente y me condenaron a la cárcel. Eso sí no desperdicié el tiempo. Escribí el Mein kampf, donde dejaba claras mis ideas en cuanto a la raza aria y políticas. A pesar que mi condena hubiera sido de cinco años, solo cumplí uno. Esto me permitió reconstruir y hacer más fuerte mi partido. Me vino de perlas la Gran Depresión de 1929, porque con mis promesas, la gente creyó en mi y para 1933 ya estaba en el poder.
Para que esta nueva política funcionara debidamente tenía que acabar con los sindicatos y demás partidos comunistas, y así lo hice. Todo fue estrategia. El incendio de la casa del Parlamento fue justo el acto para culpar a los comunistas y así dejarlos fuera de lugar.
Más tarde en 1934 con la muerte de Hindenburg, el anterior presidente de la república de Weimar, cogí el poder absoluto proclamándome fürher. Al mismo tiempo me deshice del ala más radical de mi partido, la liderada por la SA. En la noche de lo cuchillos largos asesinaron a todos sus dirigentes la SS y la Gestapo.
Junto a mis colaboradores más íntimos, Goering, Goebbels y Himmler, no tenía rival.
Después de 1936 junto a Mussolini apoyamos al general Franco y su ejército, pero todo fue un fracaso porque la guerra civil que tuvieron triunfó para 1939.
La verdad es que con Mussolini me llevaba muy bien. Teníamos ideologías muy comunes, y digo teníamos porque ya ha muerto, fue colgado por la República de Saló. Recuerdo que llegamos a firmar varias alianzas, una de ellas fue, La de Roma-Berlín en el año 1936. También firmé el pacto Anti-Komintern ese mismo año, y en 1939 el pacto de acero. Ese mismo año, 1936, tuvieron lugar las olimpiadas de Berlín, donde pude exhibir un poco mi campaña con la ayuda de Goebbels. A los dos años, en marzo de 1938 ocupamos Austria, la anexionamos al Reich y la llamamos Anchluss. Después exigí los sudetes en la conferencia de Múnich, en septiembre de ese mismo año. Gran Bretaña y Francia accedieron a mis peticiones y obligaron a Checoslovaquia a aceptar la anexión; supuestamente una política de apaciguamiento, pero yo creo que fue más por cobardía, sabían que no les iría bien.
Ahora llega mi mejor año, 1939. Mi objetivo era invadir Polonia, pero antes debía hacer ciertos ajustes, tenía que quitarme de encima a la URSS. La mejor manera fue firmar el Pacto de No Agresión con Stalin en agosto de ese año. Así nos comprometimos a no atacarnos y repartimos Polonia. De esta manera aseguré la tranquilidad oriental. Algo muy inteligente por mi parte, por lo que se avecinaba.
Después de haber firmado el pacto el 1 de septiembre, nunca lo olvidaré, ¡INVADÍ POLONIA! Esto supuso la intervención de Gran Bretaña y Francia en defensa de Polonia y entramos en guerra. Por eso digo que fue muy inteligente dejar mansita a la URSS y así concentrar todo mi ejército en el oeste.
En 1940 derroté e invadí con gran facilidad Dinamarca, Noruega, Países Bajos y Bélgica. A Francia la derroté en mayo de 1940 por el macizo de las Ardenas. Francia quedó dividida en dos zonas: al norte , incluyendo París, la ocupamos directamente, su capitel fue llamada Vichy al mando del general Pétain, régimen aceptado por la mayoría de la población francesa, solo el general Charles de Gaulle no aceptó y creó el Gobierno de la Francia libre en el sur, apoyado solo por los británicos.
Con esta derrota, Italia entró en la guerra en junio. También se produjo un cambio del ministro de Gran Bretaña, Chamberlain, el anterior ministro del inicio de la guerra, al apoyar que me dieran a los sudetes en la Conferencia de Múnich, dimitió o lo echaron porque no funcionó su política, poniéndose en su lugar Churchill. A éste miserable fue al que me enfrenté en la Batalla de Inglaterra. Una batalla aérea. Si lograba derrotar a la Luftwaffe con la RAF sería el mejor en estos momentos, pero después de cuatro meses de batalla no pudimos derrotarlos.
Por otra parte, en el norte de África se comprobó la superioridad de mis blindados alemanes en el llamado Afrika korps dirigidos, por Rommel; nos adaptamos a la guerra en el desierto en 1945.
A lo largo de todas estas estrategias, batallas y dominación, puse e práctica mis objetivos para la raza aria. Empecé con la discriminación de aquellas personas que no cumplieran las características necesarias. Algunas de éstas eran los gitanos, raza totalmente inferior, pero principalmente con los judíos. Tenía que acabar con ellos, acabar con la contaminación, así que implanté las leyes de Núremberg, que aprobaban tal sentimiento antisemitista.
Recuerdo la satisfacción que tuve la noche de los cuchillos rotos, que consistió en los destrozos de los negocios judíos, incluso hubo alguna muerte. ¡Que orgulloso me siento y me sentí! Ahora vienen los campos de concentración, uno de ellos fue el Treblinka. A estos campos fueron gitanos, judíos, comunistas, políticos y Testigos de Jehová por no aceptar mis ideologías. Tuvieron su merecido y se vieron en malas situaciones. ¡Qué alegría! Ni siquiera Pío XII se atrevió a intervenir. Me demostraron mi gran poder e influencia.
Este fue uno de los motivos por los que rompí el pacto con la URSS, era la patria del judaísmo y del bolchevismo. Decidí atacarla en junio de 1941 aplicando las técnicas de la guerra relámpago. Al principio los alemanes nos adentramos en la URSS y avanzamos velozmente llegando Moscú y Leningrado. Pero ni las carreteras ni los ferrocarriles de la ciudad eran aprovechables y las distancias eran enormes dificultando el abastecimiento y la rapidez del ataque. En cuanto al clima, también nos dificultó las operaciones. Ante esto el ejército rojo y la población civil rusa destruyeron todo lo que pudiéramos aprovechar, como cosechas, equipos, instalaciones, etc. Sitiamos a Leningrado durante novecientos días, incluso llegó a haber canibalismo “los pobres”. En Moscú nuestro ejército fue detenido en diciembre de 1941. Tuve que dirigir personalmente la estrategia porque los soldados tuvieron tantas pérdidas que destituí los altos mandos. Iniciamos una ofensiva al sur, hacia Stalingrado. Pero mis tropas quedaron detenidas allí en noviembre de 1942.
En 1941 Japón, con el emperador Hiro Hito, atacó por sorpresa una flota estadounidense, Pearl Harbour, en las islas Hawái el 7 de diciembre. Cientos de bombas y torpedos destruyeron la flota. Solo se lograron salvar los portaaviones, porque no se encontraban en el puerto el momento del ataque. Conquistó colonias británicas, holandesas y estadounidense. Había nacido la Gran Asia Japonesa. Con este ataque EEUU declaró la guerra a Japón y yo y mis aliados a EEUU. Pensábamos que íbamos a poder con todos ellos, pero no fue así.
En 1942 en el Pacífico la flota japonesa sufrió derrotas. En el norte de África nuestro ejército fue derrotado por los británicos en el Alamein. Tropas estadounidenses desembarcaron en Marruecos y Argelia cercándonos de esta manera. En noviembre de 1942 los soviéticos nos atacaron en Stalingrado y empezaron a recuperar territorio por el este.
En 1943 el ejército aliado desembarcó en Sicilia y en septiembre en el sur de Italia. Mussolini, al verse obligado a dimitir, lo pusimos al frente de la República de Saló. Para el 6 de junio Gran Bretaña había unido un gran ejército que desembarcó en Normandía. En 1944 por parte de Gran Bretaña y sus aliados se adentraron en Francia liberando a París y se encaminaron hacia el Rin. A todos estos mandos se les unió De Gaulle. Intentamos resistir y los atacamos, pero solo fue momentáneo. Para colmo de males, durante este trágico año, Stauffenberg organizó un atentado contra mí en el verano. Esto lo hizo en la guarida del lobo, donde nos reuníamos con los militares para organizar los combates, Para su mala suerte, y la de sus colaboradores, fracasó su objetivo, así que lo mejor era condenarlo a muerte. Al igual que este traidor, hubo uno pero en 1941. Fue Rudolf Hels, quien a parte de organizar las olimpiadas y participar en el Putsh de Múnich, fue un canalla. El muy desgraciado decide coger un avión e irse a Gran Bretaña para hacer un pacto, ¡UN PACTO! Era increíble. Tampoco me olvido de Himmler, un hipócrita chupasangre.
A pesar de mis deseos por convertir a Europa en una Alemania unida y haber pasado por el Putsh de Múnich, la cárcel, los nervios en las elecciones de 1933 y todo lo que he vivido, fue así como me lo pagaron. Como se podía esperar que Alemania ganara esta guerra con personajes como éstos. Encima tienen una organización, la Odessa, para escapar y no enfrentarse. Se parecen al judío Thomas Man, un escritor que no me apoyaba, seguro porque lo exilié. No confiaron en nuestro cohete V2. Si lo hubiéramos tenido listo, nuestros contrincantes serían derrotados.
Por eso los británicos pudieron, hace unas semanas, hacer el bombardeo de Dresde, en una sola noche murió mucha gente. ¡Malditos asesinos! Encima se atreven a tener una reunión, en la conferencia de Yalta, por parte de Roosevelt, Stalin y Churchill. Ya pregonaban se victoria. Victoria que para mi pesar de aproxima. Por eso decidí la Solución final, matar a todas las personas que se encontraban en los campos de concentración y de exterminio.
Ahora en mi búnker, en mi refugio de Alemania he estado recapitulando mi vida para no ser olvidado. Deseo que nadie olvide la esvástica y todo lo que conllevó.
Eva Braun ha sido mi mayor apoyo, que hasta hace pocas horas se casó conmigo; al igual lo fueron Goebbels y mi perra Blondi, quien sintiéndolo mucho por ella, tendré que probar mi veneno, el cianuro.
Así es, dentro de muy poco, tanto yo como mi mujer, nos suicidaremos, con la gran decepción de saber que no pudimos hacer de Alemania una potencia mundial. ¡Ojalá hubiera encontrado el santo Crial! Entonces sí me temerían y dirían:”en ti Hitler está la salvación”. Todo por Alemania.

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